jueves, 13 de marzo de 2014

Ruta de los Cortados - Titulcia

Para los amantes de la naturaleza y las rutas por la Comunidad de Madrid, aquí tenéis una nueva entrada que espero que os guste y os animéis a realizarla y compartir con nosotros la experiencia.

Aprovechando el tiempo primaveral del que últimamente estamos disfrutando en Madrid, el domingo nos fuimos a hacer una rutilla al campo. Descartamos la sierra porque aún hay muchísima nieve y por ser fin de semana seguro que estaba demasiado lleno de gente. Así que buscamos alternativas y acabamos por decidirnos por la Ruta de los Cortados, una ruta circular que empieza y acaba en la localidad de Titulcia y que recorre la vega del río Jarama y del río Tajuña.


Datos técnicos de la ruta 
Distancia total: 10´5 kms
Tiempo aproximado: 2h y 30 min
Dificultad baja



Os adjunto un mapa en el que esta dibujada la ruta por tramos. Si tenéis problemas para visualizarlo, dejadme un comentario.

TRAMO A
La ruta comienza en la Avenida del Jarama, al final de la calle Cuesta de la Tejera. Junto al parque infantil, encontraremos un panel informativo que nos describe la ruta. A pesar de que pone que el camino está indicado, no es así.
Continúamos por la calle, hacia las afueras del pueblo. A la izquierda saldrá un camino, con dirección al río, el que debemos tomar.
En esta zona podremos observar la vegetación de ribera: sauces, chopos, alisos, juntos a numerosos carrizales. Si llevamos prismáticos, podremos observar cigüeñuelas, fochas, cigüeñas, anátidas, abejarucos, golondrinas, palomas, gaviotas... y con suerte algún halcón peregrino.
Halcón peregrino
Nos encontramos en el Soto de Bayona, un espacio recién restaurado y acondicionado por el Parque Regional del Sureste. 




El camino gira hacia los cortados y empieza un breve ascenso por ellos. El camino está escalonado con traviesas de madera, que nos llevará hasta lo alto del cortado desde donde tendremos unas bonitas vistas. Nuestra recomendación es que cuando el camino se divida, tiréis por el de la derecha y una vez arriba os sentéis un rato a disfrutar del paisaje.





TRAMO B
Desde el alto bordeamos por donde subimos y ya veremos la vega del Río Tajuña. Seguimos recto hasta la siguiente bifurcación, donde giraremos a la izquierda con dirección al depósito de aguas.
Estamos en el Cordel de la Senda Galiana. Dejando el depósito a nuestra izquierda continuamos por un paisaje estepario de matorral escaso, principalmente esparto con alguna retama aislada y en general poca vegetación que se multiplica en el fondo de la vaguada por la que pasaremos más adelante gracias a la mayor abundancia de agua que recoge por gravedad.
Dejamos atrás la vaguada y comenzamos una cuesta pronunciada que nos llevará hasta el alto de Vadillo donde a nuestra derecha, entre almendros, aparecen las casas altas de Vadillo y a la izquierda se extiende la vega del Jarama en un paisaje de cultivos de regadío que contrasta con la aridez del entorno.
Desde este mirador veremos hasta la sierra, si el día está despejado, las torres de Madrid, y más cerca la Warner en San Martín de la Vega.




Comenzamos un pequeño descenso, dejamos un transformador a la derecha para proseguir recto hasta el siguiente cruce en donde giraremos a la derecha para coger una pista más ancha que desciende hacia la vega del Tajuña. Esta nueva pista, el Cordel del Quiñón, se encuentra jalonada en los laterales por almendros y continúa hasta un cruce situado en la entrada de una finca; seguimos recto hasta llegar a la carretera de Titulcia a Chinchón, la cruzamos y entramos en el ámbito de influencia del regadío del Tajuña, en el que se cultivan melones, maíz, espárragos, vid, girasol y también cereal.




Seguimos por el Cordel del Quiñón, que antiguamente cruzaba el río por el puente de las Tablas, pero en la Guerra Civil se destruyó y hasta el momento sigue sin reconstruirse.
Dejamos primero un cruce cerca de la carretera, pero en el siguiente, bajo un gran chopo que está partido a la mitad (se muestra en la siguiente foto), debemos girar a la derecha para encaminarnos hacia Titulcia.
TRAMO C
Continuamos por el camino de los Chopos de Chinchón, en el que unos grandes chopos dan sombra al camino, acompañados también de nogales y fresnos, todos ellos de gran porte.
En esta zona, con un poco de suerte, podremos observar alguna garza buyera o perdiz roja.


Garza bullera

Continuamos hasta el final del camino, pasando por debajo de la carretera, y llegaremos al cementerio. Giramos a la izquierda para tomar la calle Grande. Podremos detenernos en la Plaza Mayor o disfrutar de alguna de las terrazas que en los alrededores encontraremos.




Continuamos por la calle en dirección al río y antes de llegar al puente, giramos a la derecha para volver al punto de inicio.

Cortados yesíferos
Me gustaría explicar de una forma resumida cómo se originó este peculiar paisaje. Las aguas de los ríos Jarama y Tajuña han ido realizando una acción erosiva en los valles por donde discurrían ocasionando lo que se conoce como los cortados yesíferos.

La formación de los mismos se inicia en la edad terciaria, cuando en los valles se depositan los sedimentos continentales. El resultado de este depósito viene determinado por las características de estos sedimentos y por su disposición horizontal. Así, en este caso, el primer nivel que aparece es la caliza del páramo, bajo ella se encuentran las calizas, margas blancas y arcillas con un espesor de unos 40 metros. Por último el nivel más bajo lo componen las formaciones de margas yesíferas gris-verdosas, yesos especulares y yesos masivos grises, y que generan los característicos escarpes o cantiles de verticales paredes.


Yeso especular
Las formas de estos yesos son producto también de la erosión del agua, en este caso el proceso erosivo es menor que en las calizas ya que el yeso es menos soluble en agua.

En cualquier caso el sistema comienza cuando el agua penetra a través de grietas y fisuras hacia el subsuelo, con ello aumenta la humedad de los estratos más bajos con lo que se van horadando y generándose cavidades que posteriormente producen desplomes o depresiones. Si estos se producen en el frente de erosión el resultado son los cortados característicos de la zona, si estos desplomes se producen entre materiales más resistentes el resultado son las dolinas que son gigantescos pozos en medio del páramo.

El Esparto
Para acabar haré una breve referencia a la planta que predomina en los cortados:  el esparto.
Se trata de una herbácea-gramínea que coloniza enclaves cálidos con suelos margosos. Forman cepellones muy densos de hojas y cañas; las hojas, que son el esparto precisamente, tienen de 30 a 60 cm y están enrolladas a lo largo. Permanecen en el cepellón durante varios años, de 3 a 4, y a medida que van muriendo son sustituidos por las hojas jóvenes situados más al centro. De este centro del cepellón salen cañas sin hojas, que pueden alcanzar los dos metros, coronadas por un plumero o panoja de color miel.

La forma característica de sus hojas, enrolladas, tiene como objeto crear en su interior una microatmósfera de alta humedad relativa que evita la salida del vapor de agua. En resumen, una precisa adaptación al entorno tan árido y seco. 
Los matorrales que suelen acompañar al esparto son el romero, la aulaga común, el gamón, la coscoja, la retama, etc. Es un buen fijador del suelo pues tiene un potente sistema de raíces fibrosas que retienen el suelo y evitan la erosión; incluso rebrota con facilidad tras el fuego, ya que sus yemas vegetativas quedan protegidas por un fieltro apretado de hojas que no dañan las llamas.
La recolección del esparto, hoy en día casi en desuso, se realiza de la misma forma desde los tiempos del imperio romano. Tal y como describía Plinio en el siglo I a.C.; el recolector se ayudaba de un palo colgado de la muñeca en el que “arrollaba” unas cuantas hojas y luego tiraba de ellas con el palo para arrancarlas del cepellón sin dañarse la mano. Solo algunos ancianos recolectan aún el esparto para continuar fabricando objetos de forma artesanal. Ejemplos de su trabajo se pueden encontrar en tiendas de Chinchón y Colmenar de Oreja.

Como curiosidad reseñamos que el barrio de Atocha, en la capital, debe su nombre a esta planta ya que Atocha también es el nombre común del esparto, por lo que se deduce que en los terrenos donde hoy de asienta la estación y el barrio proliferaba esta gramínea.

Fuente:
- Vías Pecuarias: Descubre tus cañadas. 

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